El silbato del árbitro es sólo el comienzo. De hecho, durante cada partido se produce un diálogo invisible en el campo entre el árbitro y los jugadores, en el que los gestos son el lenguaje principal. Algunos creen que el arbitraje es sólo una cuestión de atención y principios. Pero un futbolista experimentado y un verdadero aficionado definitivamente prestan atención a cómo el árbitro muestra sus decisiones: después de todo, este es un lenguaje que permite no solo entender el curso del juego, sino también navegar situaciones sobre la marcha.
La señal de saque de meta, en la que el árbitro levanta la mano hacia el área de meta, significa que el balón ha salido del terreno de juego del oponente y está siendo jugado por el portero. De la misma manera, cuando el árbitro señale la esquina del campo, espere el tiro de esquina. Un brazo levantado y recto registrará un fuera de juego, el momento exacto que, en el calor del momento, puede resultar incomprensible para un espectador inexperto. Uno de los gestos más importantes en el arsenal de un árbitro es una mano firme apuntando hacia delante: conceder un tiro libre o un penalti. Un tiro libre es cuando la infracción no fue demasiado grave, un tiro penal es cuando podría haber afectado el curso del juego. Y luego está la señal del penalti: un gesto seguro de señalar directamente el «punto» cerca del arco, que inmediatamente provoca un torbellino de emociones tanto entre los fanáticos como entre los jugadores.
Las tarjetas amarillas y rojas son quizás los gestos más espectaculares que se recuerdan incluso fuera del campo de fútbol. Amarillo: una advertencia a un jugador por comportamiento poco ético o juego peligroso, rojo: eliminación. Además, el árbitro puede mostrar el gesto de “ventaja” cuando no detiene el juego debido a una falta, dando la oportunidad al equipo atacante de aprovechar la suya, y levanta las manos “hacia adelante”, como sugiriendo: “¡Sigue jugando!”.
A veces un árbitro no se limita a mostrar gestos: su lenguaje corporal transmite confianza, neutralidad o incluso advierte de próximas decisiones. Para los jugadores, esto es una pista no solo sobre el juego en sí, sino también sobre el estado de ánimo del «hombre de negro», porque comprender al árbitro puede ahorrarle nervios más de una vez y ayudar a evitar malentendidos innecesarios. Leer los gestos del árbitro es como leer entre líneas: este lenguaje permite comprender mejor el fútbol y pensar como un verdadero jugador en el campo.